miércoles, 29 de enero de 2025

"LA CONJURA DE LAS TABERNAS"

Años 60 del pasado siglo. Tras el nuevo gobierno que nace en España al término de la Guerra Civil, un nuevo golpe de estado, una década después, da lugar a la TERCERA REPÚBLICA, que se convierte en un régimen feroz, dictatorial y represivo. Con este argumento se abre esta novela de historia-ficción que posee tintes de novela negra y experimental, influida por autores como M. Twain, W. Faulkner, J. Joyce, Agustín de Foxá, Hugo Claus, C. J. Cela o Cormac McCarthy, un relato repleto de sarcasmo, ironía y humor negro e impulsado al ritmo de apuntes de literatura, política y jazz, haciendo uso de una descarnada descripción de la violencia y acudiendo a un lenguaje y estilo cercano al cine.

La conjura de las tabernas es una novela que, como si se tratase de tres ruedas dentadas de un reloj mecánico, hace poner en marcha la maquinaria del argumento. Una de esas ruedas del engranaje describe unos hechos históricos enmarcados en la primera parte del siglo XX en nuestro país, mientras que la otra supone un absoluto ejercicio de historia-ficción; a su vez esas dos ruedas se encuentran engarzadas a otra de mayor tamaño: un relato movido por todo lo anterior que sirve de verdadero motor para engrasar el desarrollo de la trama.


La conjura de las tabernas es una novela inclasificable porque puede ser una novela negra y un thriller político, además de un ejercicio literario de historia-ficción insertado a su vez en una novela que presenta datos históricos fehacientes; pero es también una novela coral, surrealista al mismo tiempo que realista; un wéstern moderno y una novela costumbrista que bebe del tremendismo y que incluso puede ser fantástica; un roman à clef y una novela experimental que busca experimentar con las formas y el lenguaje; probablemente sea una mezcla de todos esos subgéneros, si bien aparenta ser una novela netamente posmodernista, puesto que presenta los elementos principales de este movimiento literario:

—Niega y a su vez afirma el paradigma modernista. 
—No existe relación clara entre narración y tiempo, por lo que la narrativa se encuentra fragmentada y se presentan saltos en el tiempo. 
—Repeticiones del mismo hecho varias veces. 
—En ocasiones resulta complejo interpretar la trama. 
—Se produce una mezcla intencionada de ficción y realidad que puede llevar a la confusión. 

Por tanto, si fuese una novela posmodernista estaría contradiciendo cada una de las características de las que se sirve el tremendismo: 

—Situaciones violentas y grotescas. 
—Personajes marginados, con claros defectos físicos o psíquicos. 
—Uso de un lenguaje duro y desgarrado.

Y aun así es todo lo afirmado anteriormente: una novela posmodernista y tremendista, una novela de historia-ficción, una novela negra, un thriller, una novela coral, una novela surrealista, una novela realista y una novela experimental, todo ello en una sola novela.


Editorial: Instituto de Estudios Almerienses
Fotografía de cubiertaEva M. Gómez Gómez. Mesón Cervantes (Salamanca)
Páginas: 248 
Fecha de edición: Enero 2025


martes, 7 de enero de 2025

"EL DOBLE ENFRENTAMIENTO DE LA DOBLE K": MIGUEL VEGA

Existen dos elementos fundamentales, o más bien habría que afirmar casi fundacionales, que determinan el carácter de un linarense: por un lado (incluso siendo un neófito en el arte de la tauromaquia, o más aún un vituperador) la muerte del torero Manolete en 1947 tras ser cogido mortalmente en el inconfundible albero de la plaza de toros de la ciudad jienense por un toro que respondía al nombre de Islero, y por otro lado el Torneo Internacional de Ajedrez Ciudad de Linares, el más célebre e importante del mundo de los 64 escaques que dio comienzo en 1978 y se prolongó hasta el año 2010, y con el ajedrez como elemento generador de la trama el escritor Miguel Vega nos invita a leer El último enfrentamiento de la doble K, una historia con tintes de novela negra que rezuma altas dosis de suspense para adentrarse a su vez en la novela histórica, quedando acompasada por el affaire que Bernal, el protagonista y sin duda alter ego de Vega, mantiene con Anna, una enigmática pintora oriunda de San Petersburgo que ha llegado a Linares en calidad de analista del jugador de ajedrez Gari Kaspárov y cuya relación se alarga en el tiempo lo que dura el torneo a lo largo del espacio que ocupa una ciudad que se erige como un lugar legendario y hasta casi místico.


Miguel Vega (Linares, 1967), profesor de Lengua y Literatura, ha publicado narrativa, poesía, dos libros sobre tauromaquia, y en 2022 La huida del ingeniero Spinell, una ambiciosa novela histórica de degustación lenta que tiene como protagonista al ingeniero de minas austríaco Ernst Spinell y en cuyas páginas ya encontramos elementos comunes con su último libro: Cástulo, Himilce y Aníbal, tauromaquia, música clásica...

Nos encontramos en marzo del año 2001. Bernal es un joven profesor de instituto que al mismo tiempo cubre el celebérrimo torneo de ajedrez de Linares para un periódico local, cuya mayor atracción se centra en dicha edición en dilucidar si será Anatoly Kárpov o bien el joven aspirante Gari Kaspárov quien habrá de alzarse con la gloria, y con este argumento, en apariencia tan sencillo pero de indudable atracción, Miguel Vega urde una historia en la que se van sucediendo desde famosos ajedrecistas que participan en el torneo y con quienes comparte cafés y conversaciones, hasta el famoso dramaturgo Fernando Arrabal, cronista del torneo, pues probablemente muchos lo desconozcan, pero Arrabal es no sólo un gran entendido en la materia, también un excelente jugador, que cabe recordar publicó en 1983 La torre herida por el rayo, una inteligente novela que se centra en un campeonato mundial de ajedrez (y en la que parece reflejarse esta que nos concierne), así como una obra publicada un año después que recomiendo encarecidamente, Crónicas de ajedrez, compuesta por artículos publicados en el semanario francés L’Express, en donde el escritor español muestra su enorme conocimiento en todo cuanto rodea al mundo ajedrecístico con el particular e ingenioso estilo del que siempre hace gala. Aprovecho, si se me permite, para comentar una anécdota: hace años le envié a Arrabal un ensayo y antología de poetas experimentales en lengua neerlandesa que había traducido en donde en otros aparecía el flamenco Hugo Claus, con quien el escritor español había coincidido en Nueva York gracias a la concesión de una beca, incluyendo junto al libro una partida de ajedrez de un periódico con el fin de que Arrabal la resolviese, pero éste, en lugar de solucionar la partida, me envió una preciosa postal con dibujos hechos a mano por él mismo acompañada de unos folletos de un conocido supermercado francés, por lo que con esta peculiar y ya conocida personalidad, hacer partícipe a Arrabal en una obra sobre ajedrez por parte de Vega es uno de los grandes atractivos de la misma.

La novela de Vega, con una sugerente mezcla de realidad y ficción, nos traslada a aquellos míticos años de Linares en los que se celebraba el Torneo Internacional de Ajedrez, una ciudad metafórica que tiene lugar en un doble campo de batalla: el del tablero propiamente dicho que, con sus jugadores de ajedrez queda contrapuesto (o acaso completado) al episodio bélico que aconteció en Cástulo dentro de la Segunda guerra púnica, interpretadas por una suerte de parejas especulares como las que forman Cástulo-Linares, Kárpov-Kaspárov, Himilce-Aníbal y Anna-Bernal, proyectadas entre ellas en un acto imitativo e intercambio de papeles, con la constante alusión a la historia de Linares, el recuerdo del vino de Oretania, la figura omnipresente de Manolete y el mundo del toreo, en un recorrido eterno por la ciudad, sus calles, plazas y lugares emblemáticos, los clubes de jazz en donde beber buen alcohol mientras se escucha música y por supuesto por bares y tabernas que hablan de su suculenta gastronomía, como una suerte de guía enmarcada en un deambular cultural por museos que van explicando su historia pasada, y estos excelentes ingredientes de El último enfrentamiento de la doble K son la carta de presentación de una novela que hará las delicias de los amantes del ajedrez, recorriendo un lugar que por momentos recuerda a la Viena del filme El tercer hombre hasta creer escuchar la cítara de Anton Karas fundiéndose con la primitiva Cástulo, todo ello barnizado de una ligera pátina crepuscular y melancólica. Eso sí: jamás Manolete hubiese podido morir en Viena; siempre quedará Linares.

(Esta reseña fue publicada originalmente el 19/5/2024 en la revista literaria El coloquio de los perros). 




(Fotografías de la presentación en Librerías Picasso (Almería) el 28/11/2024)



(Diario de Almería. 5/1/2025)